Nueva York, 1963) Jugador de baloncesto estadounidense, uno de los mejores jugadores que ha tenido la NBA y el mejor anotador de la historia. Cuando Michael cumplió 13 años, su padre hizo construir una cancha de baloncesto en el terreno situado detrás de su casa, donde empezó a ser la admiración del barrio y de los vecinos que se juntaban las tardes de los fines de semana para jugar al baloncesto y hacer barbacoas.
En 1981 ingresó en el equipo de la Universidad de Carolina del
Norte, y ya al año siguiente era elegido mejor jugador de la temporada. En el
verano de 1984, cuando Michael ya era conocido en Estados Unidos con el apodo de
"he can do it all" (puede hacerlo todo), formó parte de una de las mejores
selecciones norteamericanas de baloncesto que, bajo la dirección del rígido
Bobby Knight (entrenador de la Universidad de Indiana), se alzó con la medalla
de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984), tras batir en la final a
la selección española. El quinteto estadounidense (Leon Wood, Michael Jordan,
Sam Perkins, Wayman Tisdale y Patrick Ewing) arrasó a todos sus rivales, con lo
que la aureola de Jordan comenzó a brillar en todo el mundo.
En 1984 fue fichado por los Chicago Bulls, equipo en el que
permaneció a lo largo de toda su carrera deportiva y con el cual obtuvo seis
campeonatos de la NBA. Máximo encestador en diez temporadas, obtuvo un promedio
de 32 puntos por partido, récord absoluto de la NBA, y fue elegido mejor jugador
en 1988, 1991, 1992, 1996 y 1998. Acudió a su segunda cita olímpica en Barcelona
92, pero esta vez como miembro del equipo profesional "Dream Team", con el que
repitió el oro que ya consiguiera como universitario en Los Ángeles.
En octubre de 1993, tras el asesinato de su padre, abandonó la
competición, pero regresó a la NBA en marzo de 1995 y se convirtió nuevamente en
la estrella de los Chicago Bulls. Consiguió para su equipo un nuevo título en
1996. Cuando regresó, la NBA no le permitió usar el número 23, que había sido
retirado de los Bulls. Poco después el supersticioso Jordan solicitó un favor
especial y los responsables del torneo le permitieron jugar con el mítico
número. Otra de las numerosas manías de este genial baloncestista es llevar
debajo de la indumentaria de los Bulls prendas de la Universidad de Carolina del
Norte, en cuyo equipo logró los primeros triunfos importantes.
Considerado el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos,
dentro de la cancha destacó por su rapidez, elegancia e inteligencia, y fuera de
ella, por su sencillez y honestidad. A principios de 1999 anunció su definitiva
retirada del deporte activo.
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